Casi son tres, los años que he pasado aquí
en esta ciudad pequeña, pero acogedora.
He dejado a mis amigos y a mi familia allí,
ciudad en la que he vivido durante veinte años.
Pero todos están bien,
mi familia, amigos y ciudad.
Todo cambia sin que yo lo vea,
pero no pasa nada, no los olvido.
Esta ciudad era nueva para mí,
al igual que yo lo era para ella.
Con miedo tuve que aprender a no esconderme
de la gente que se abría a conocerme.
Y esto es lo mejor que he obtenido
en estos años de convivencia.
Echo de menos Bilbao
y todo lo que dejé allí,
pero el haber encontrado
un lugar en el que me hacen feliz
hace que mi pena no aumente.
Significa mucho para mí
esta vida que ha tomado un rumbo
en el que me enriquezco y mis sentimientos
aumentan y se reparten entre todos.
No me falta nada
tengo demasiado por compartir,
tanto, que mi interior
se queda pequeño.
Por eso expreso mi alegría y mis desdichas
a quienes quiero y necesito;
y cada rincón de esta ciudad me sirve para ello.
Pamplona no es sólo una ciudad,
con sus verdes parques y su clima peculiar,
sus calles amplias y sus rotondas,
sus monumetos y su gran Historia:
Pamplona es el cambio en mí, la novedad,
los nuevos encuentros y riqueza del corazón.
Pero sobre todo, Pamplona es la gente,
las personas que recuerdas cuando te vas,
las personas que dejan marca dentro de tí,
las personas que te ayudan y te piden socorro,
las personas que se dejan querer, las que ofrecen todo su ser.
Esta ciudad y su gente ya son parte de mi vida,
vida que se completa cada día.
Tienen un significado permanente y especial,
nunca los abandonaré y siempre los recordaré.
He dejado a mis amigos y a mi familia allí,
ciudad en la que he vivido durante veinte años.
Pero todos están bien,
mi familia, amigos y ciudad.
Todo cambia sin que yo lo vea,
pero no pasa nada, no los olvido.
Esta ciudad era nueva para mí,
al igual que yo lo era para ella.
Con miedo tuve que aprender a no esconderme
de la gente que se abría a conocerme.
Y esto es lo mejor que he obtenido
en estos años de convivencia.
Echo de menos Bilbao
y todo lo que dejé allí,
pero el haber encontrado
un lugar en el que me hacen feliz
hace que mi pena no aumente.
Significa mucho para mí
esta vida que ha tomado un rumbo
en el que me enriquezco y mis sentimientos
aumentan y se reparten entre todos.
No me falta nada
tengo demasiado por compartir,
tanto, que mi interior
se queda pequeño.
Por eso expreso mi alegría y mis desdichas
a quienes quiero y necesito;
y cada rincón de esta ciudad me sirve para ello.
Pamplona no es sólo una ciudad,
con sus verdes parques y su clima peculiar,
sus calles amplias y sus rotondas,
sus monumetos y su gran Historia:
Pamplona es el cambio en mí, la novedad,
los nuevos encuentros y riqueza del corazón.
Pero sobre todo, Pamplona es la gente,
las personas que recuerdas cuando te vas,
las personas que dejan marca dentro de tí,
las personas que te ayudan y te piden socorro,
las personas que se dejan querer, las que ofrecen todo su ser.
Esta ciudad y su gente ya son parte de mi vida,
vida que se completa cada día.
Tienen un significado permanente y especial,
nunca los abandonaré y siempre los recordaré.
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